Los seres interiores que habitaban en la cabeza de Kenia se habían vuelto a unir al final de la avenida más ruidosa, en la intersección donde todo se une, en el fin, en lo infinito, donde no hay lugar más que para viajantes sonoros a través de partículas de aire. 
Ahora estaba en el mar de posibilidades y casualidades que daban forma y extensión a todo. Donde todo era tan alcanzable como inalcanzable. Y se quedo ahí, esperando amablemente sentado hasta que lo echaron por boludo y generar disturbios.

Kenia - Fluir

1. En el plano del pensamiento: no hay estructura sino balance 03:12
2. Subir: niñez 04:16
3. Aire: al nacer 01:54
4. Balance: la utopía de detenerse en un plano 02:38
5. Bajar: inevitablemente todo desiste 02:30

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